Hoy emprenden jornadas de protesta intensas y desesperadas al agotarse los tiempos para hacer frente a las nuevas obligaciones. Es un evidente asunto gremial, pero la actividad de los docentes es de interés social y afecta a todo el país.
Sin embargo, una vez más han hecho de los ciudadanos sus rehenes. Sin tener ninguna responsabilidad en la reforma y mucho menos medios para modificarla, los docentes de escuelas públicas han asumido casi como obligación provocar daños a terceros.
Ayer de forma innecesaria cerraron momentáneamente el libramiento de la autopista. Su lucha, para tener éxito, necesita el respaldo social, pero esa sociedad a la que tanto necesitan es la primera que afectan, mientras los responsables de la reforma ni sudan ni se acongojan.