Esa conducta autodestructiva, si no se atiende, puede llevar a los individuos que la padecen a cosas peores, por lo que se requiere la atención urgente de las instituciones.
Extrañas competencias y retos absurdos se realizan ahora entre los jóvenes para demostrar hombría u obtener liderazgos, aun a costa de su vida y su salud.
Esos adolescentes serán en pocos años los ciudadanos que desplazarán a las actuales generaciones de adultos, por lo que permanecer indiferentes traerá un enorme costo social.