Sin embargo, los manifestantes -que por muchos que hayan sido representan una muy pequeña parte de la población- conculcaron los derechos de cientos de miles de personas que nada tienen que ver con los conflictos y que, por supuesto, carecen de capacidad para resolver los reclamos.
El del libre tránsito es uno de los derechos ciudadanos más importantes, pero ya se ha vuelto costumbre usarlo como moneda de cambio para obtener un diálogo con las autoridades.
Por lo pronto, hoy la amenaza e nuevos cierres de vialidades sigue latente, en un periodo en la se incrementa el número de desplazamientos, por lo que el daño que previsiblemente se ocasionará a la población será mayor, sin mencionar las secuelas económicas.