La comunidad de la Universidad Tecnológica Emiliano Zapata es otra de las víctimas, pero tambipén loson los trabajadores y usuarios de los servicios de salud, los socios del Instituto de Crédito, los integrantes de la UAEM, los afectados por la ola de plagas que dañaron los cultivos, los que epseran obras ya programadas y presupuestadas y en general todos los que hoy se sienten agraviados.
La hacienda pública está agotada y no puede hacer frente a los compromisos, viejos y nuevos, que requiere el ejercicio de gobierno.
Pero con el presupuesto anual que la Federación destina a Morelos, más el famoso crédito que debió inyectar dos mil 800 millones de pesos en liquidez, la pregunta obligada es ¿dónde está el dinero? ¿Cuál ha sido su destino? ¿en qué manos está?
En pocas palabras, los indicios de que los niveles de la corrupción que permean en las esferas de poder son tan altos comienzan a tomar forma.
Bastaría un simple ejercicio de verdadera transparencia para desmentir cualquier alusión, pero después de tantos meses todo sigue oculto, lo que refuerza las sospechas de la agraviada sociedad.