Cada trienio es común que la administración municipal saliente entregue oficinas vacías y ningún archivo.
Las fotografías de las oficinas de las tesorerías saqueadas aparecen cada tres años sin que nadie se inmute, porque ninguno de los responsables de esos actos ha sido, hasta ahora, sancionado.
Quizá el auditor no se ha dado cuenta del alcance de sus palabras y se expresó a la ligera, porque sí cumple su ofrecimiento marcará un antes y un después.
En cambio, si continúa en su línea de decir sin hacer, únicamente reafirmará el concepto en el que muchos lo tienen: el de un empleado leal a su jefe que hace lo posible por no causar problemas.
Por supuesto, a pesar de que ese señor recibe su salario del presupuesto público, no ve a ningún ciudadano como su patrón. Si acaso, como una molestia.