La del sábado reunió de nueva cuenta a miles de personas movidas por su hartazgo ante la situación de inseguridad y crisis financiera que vive Morelos.
Ayer mismo y en un sólo caso, tres personas fueron asesinadas en su vivienda del municipio de Tlaquiltenango y los homicidas escaparon tranquilamente, como siempre ocurre, mientras el gobernador y quienes viven de sus dádivas claman por los avances tecnológicas que aplican para vigilar la entidad.
Por lo que se refiere a la economía, los negocios cierran a la vista de todos, ya sea porque son víctimas de la extorsión de la delincuencia organizada o porque simplemente no hay dinero en el mercado. las obras públicas son irrelevantes mientras la deuda de Morelos crece exponencialmente.
El único progreso -muy visible por cierto- que el actual gobierno ha logrado es el del gobernador, su familia y sus amigos. Allí sí hay desarrollo.
Las causas para protestar son abundantes, pero no la sensibilidad de quienes ostentan el poder para escuchar las quejas y rectificar el rumbo.