Hasta hace algunos lustros era común que los propios afectados hicieran justicia por propia mano y asesinaran a quienes se apoderaban de sus animales.
La situación se comenzó a arreglar después con la ley y el sector ha sabido presionar para lograr que se incrementen las penas y se mejoren los controles en los caminos, pero el delito persiste.
Pese a su reducida importancia económica, ese sector puede servir para analizar si el incremento del castigo es disuasorio de conductas delictivas. Y lo que se observe después de un tiempo prudente podría ser usado para afrontar otros temas relacionados con la crminalidad.