Sin embargo, esas conductas ya están tipificadas como delito, por lo que bastaría -como ya se dijo aquí la semana anterior- con denunciar y promover que se realice la investigación de esa conducta a fin de que sus autores sean llevados ante un juez, máximo ahora que carecen de fuero.
No se trata de aprovechar el momento político para lograr los reflectores, sino de obtener una respuesta real que frene el hostigamiento al que son sometidas aquellas mujeres elegidas en las urnas para desarrollar una función pero que sufren el acoso de personas con poder pero sin escrúpulos.