Eso explicaría también la baja calidad del servicio en gran parte de las comunidades morelenses, lo que es mejorable si se separa el factor político, que permite a grupos caciquiles controla el servicio, sobre todo en las poblaciones más pequeñas de la entidad, aunque Temixco es uno de los peores ejemplos.
El favoritismo que eso genera ha provocado que un sector amplio de usuarios dispongan de agua potable sin pagarla, en detrimento de los usuarios que sí cumplen.
Llevar a la población de Morelos a la modernidad incluye romper ese círculo vicioso, que no necesariamente pasa por cobrar más, a fin de atender de manera técnica y profesional las necesidades de abasto sin miramientos que sólo son ventajas políticas para sus promotores.