En el sexenio anterior, la administración panista, pese a perder la mayoría en el Congreso local, se mantuvo con todo el poder gracias al voto favorable de los diputados que supuestamente eran de oposición.
La historia se ha repetido nuevamente y quienes incurren en la práctica de abandonar el partido que les llevó al cargo no esperan ninguna reacción adversa del electorado.
Sin embargo, ese tipo de actitudes son parte "normal" del ambiente de descomposición política, que ha alejado a los ciudadanos de las urnas y en general de los asuntos públicos que deberían interesarles.
Mientras no haya una sanción explicable a esos interesados cambios de piel, las cosas seguirán como hasta ahora.