Si me voy por la línea budista, en esta teoría existe el principio de las 7 vidas, en el cual un humano tiene el derecho a reencarnar siete veces para obrar de la manera correcta. En estas vidas no siempre se está obligado a ser un humano, porque en repetidas ocasiones el alma es depositada en la de un animal para aprender los principios básicos de la vida. Los seres muy empáticos (siento esa empatía) pueden ser muestra de que han vivido en muchos cuerpos y por eso los respetan y los valoran. ¿Ven? Yo creo que fui perro y callejero y viví lo que es el maltrato injusto, hambre, miedo, frío, sed… y lo más triste que nunca recibí una muestra de humanidad, ni amor.
Pero me confieso confundida; a veces creo en la reencarnación y otras no ocupa mi mente esta idea. Es decir que de repente vivo experiencias que me hacen pensar o considerar vidas pasadas. Como por ejemplo un “viaje astral”, ya sé, estarán pensando que ya me perdieron. Pero en serio hago viajes astrales, o no sé qué sea o cómo se puede llamar la experiencia de sentir como tu alma se desprende de tu cuerpo y después puedes ver tu cuerpo, y después irte volando. Ya sé, suena loco, pero a mí me ha pasado no una vez, varias veces. Siempre termino en el mismo lugar: una casa vieja en la cual subo y bajo volando las escaleras en forma de semicaracol en un pasillo estrecho. Quiera saber qué me lleva a ese lugar, pero no lo sé!
Estoy viviendo desde hace cinco años más o menos una relación de amor/odio. Terminamos, volvemos, nos amamos, nos odiamos, lo que los psicólogos llaman una relación tóxica, pero que para los esotéricos puede ser promesas hechas en vidas pasadas:
Decretos. El poder de la palabra no tiene límites, ni tiempo. Estas palabras se van al universo y éste se encarga de que se cumpla. La energía se mueve, tiene la fuerza de concretar todo lo que pedimos. En nuestros decretos está mejorar o empeorar por más tiempo nuestras vidas. Toda palabra dicha tiene una respuesta fuera de nuestro interior.
Hace unos días mi galán me dijo: “te voy a amar toda la vida, serás mía por la eternidad”, de momento me sonó romántico, después muy posesivo… y después me acordé de los decretos (susto mortal), lo que dijo me ata a él en futuras vidas! O sea que seguiré amándolo y odiando 4ever???? ¡KARMA! ¡NO! Arrepiente de lo que acabas de decir, me basta con que me ames hasta los 80 años! Arrepiente! Sólo se rió y lo volvió a repetir :( él no cree en la reencarnación ni en nada de eso, y yo, les repito, no sé qué pensar! A veces sí y a veces no! Qué horror, lo reconozco, no puedo ser tibia en la vida, pero este tema me confunde! Y por eso a veces lo borro de mi mente, hasta que hago “viajes astrales” regresa a mi cabecita.
Eso de andarse jurando amor eterno está más complicado de lo que se escucha. Utilicemos el poder de nuestra palabra para hacer decretos que nos lleven a crecer y ser mejores cada día. Decretos dirigidos a hacer el bien y pedirlos directamente a Dios y que nuestro “deseo” sea un campo magnético de positividad.
Lo creamos o no, la verdad es que siempre nos irá mejor si tenemos pensamientos positivos. Y otro tip que les puedo dar, es que para poder concretar nuestros decretos es que no se los comentemos a nadie. Porque si esta persona o personas no creen en ello, sólo con ese pensamiento de no creer ya están dañando con energía negativa nuestro pensamiento, hasta llegar al punto de que se ensucie o lo que es peor no se concrete.
Aquí les dejo este articulo loco y “enredoso”, ustedes decidirán que creen o que no, o si quieren investigar más del tema que a mí en lo particular me atrae!
Hasta la próxima.
I Love Negrito <3