A esos extremos creo que puede llegar quien ahora dirige el organismo defensor de los derechos humanos, que no ha entendido que la CDHEM perdió credibilidad y combatividad hace mucho y no tiene la fuerza moral que debería para hacer lo que ella se imagina que puede hacer.
Ya había tocado el tema, pero no puedo dejar de volver al asunto al ver lo que ocurre.
Mientras, la defensa de los derechos humanos Lucero Benítez Villaseñor creo que se lo deja a José Martínez Cruz, porque en estricto sentido ella no lo asume.
Y eso es irónico en un estado donde paulatina pero irremediablemente hemos visto reducirse las libertades civiles, lo mismo como consecuencia de los actos delictivos y las nuevas atribuciones metaconstitucionales que se toman las fuerzas del orden, que por la incorporación de conductas morales en nuestras leyes, como esa que imposibilita en Morelos el aborto terapéutico.
Será que esas cosas no atraen tanto los reflectores, pero lo cierto es que la situación que vive Morelos exige un contrapeso a los excesos del poder, pero esa fuerza alterna no aparece por ningún lado, por lo menos no donde debería.