Quizá los promotores apostaron a que el gusto de los morelenses -y de los mexicanos en general- se atrofió con toda la basura que nos dan por la radio y la televisión y que no era necesario esforzarse mucho para presentar algo de regular calidad.
Seguramente los que participaron en el proceso de dar a luz esta canción me odiarán, por lo que les recuerdo que para este tipo de casos uso mamá prestada -le pago a una viejita que luego me quiere subir la tarifa, por exceso de trabajo- pero alguien lo tiene que decir.
Hay una canción de un autor ya difunto, Ignacio Domínguez, que fue presentada en un concurso que convocó el entonces Sistema Morelense de radio y televisión, que suena mejor y que a menor costo pudo haberse retomado para despertar el orgullo de ser morelense. Voy a preguntar como se llama la obra.
Pero en fin, como pueden ver, la viejita tiene razón en cobrarme doble o triple, porque será muy invocada con esto del bicentenario, sobre todo cuando me pregunto por el costo de esa canción oficial a la que hago referencia.