El hombre tiene la mirada serena y tranquila, como del que se siente libre de pecado -quizá hasta sería capaz de tirar la primera piedra- porque considera que a él no le toca nada de culpa por el deterioro de la educación pública, ya que debe pensar que basta con invocar una y otra vez la frase mágica ("alianza por la calidad educativa") para ser parte del "éxito" que tanto pregona el gobierno federal, a pesar de los hechos, gracias las pastillitas que se toman por consejo de Vicente Fox y que permiten ver la vida color de rosa.
El hombre al que hago referencia no lo altera nada, ni siquiera los resultados de la prueba Enlace. Está en sus cosas y parece que nada más le importa, libre como está de culpa y de remordimiento.
Los que dicen que el magisterio está mal representado y la educación pública por los suelos deben ser subversivos, gente sin nada qué hacer o con poca inteligencia, lo que no les permite comprender los planes grandiosos de La Maestra (con mayúsculas, por favor).