Recuerdo que era estudiante universitario con pocas clases en esa época, por lo que el sismo me agarró dormido, ya que el primero fue a las 7:19 de la madrugada. Tardamos mucho en darnos cuenta de la magnitud de la tragedia, debido a las fallas en el servicio eléctrico primero y luego por el derrumbe de las instalaciones de Televisa, que dejó de transmitir (el entonces gubernamental Canal 13 no estuvo ala altura de las circunstancias) y fue hasta como a las tres de la tarde cuando pudimos imaginar que habíamos perdido la normalidad.
Recuerdo la enorme solidaridad de la gente de todo el país. De Morelos hubo varias brigadas que fueron a ayudar a remover escombros y de Cuautla fue uno de los héroes de la jornada, Marcos Efrén Zariñana, La Pulga, que años después sucumbiría a su fama. Pero eso también es otra historia.
Hoy, si se repitiera un fenómeno de esas características -ojalá nunca ocurra- en Morelos tenemos a Basiliso Miranda como máximo responsable de Protección Civil, experimentado en su profesión de médico (por lo menos le concedo en eso el beneficio de la duda) pero totalmente ignorante de sus tareas actuales.
Si fuera necesaria la intervención de los cuerpos policiacos, contamos con la mano firme de Gastón Menchaca, secretario de Seguridad Pública, que actuará raudo y veloz como lo ha hecho para implementar operativos que acaben con los asaltos en el transporte público.
Y ya mejor ni le sigo en ese breve recuento, porque lo único que saldrá a cuento es que estamos amolados. Mejor apostarle a la buena suerte para que la tierra no se agite. No sea la de malas que a esos señores les toque rescatarnos.