Se trata de la captura el jueves por la noche de El Ponchis, el “niño sicario”, cuyo caso ha tenido repercusión mundial.
Aunque nacido en San Diego, ese muchacho hizo su vida en Tejalpa. El paisaje que lo convirtió en lo que hoy es, es morelense. No hay duda.
De lo que tampoco hay duda es que el sistema educativo nacional hizo lo necesario para lograr esas criaturas.
Como ya dije en otros espacios, creo que el Ponchis es hijo a partes iguales de Elba Esther Gordillo, de Vicente Fox y de Felipe Calderón.
La primera se sirve de los recursos destinados a la enseñanza pública para sus fines personales, centrados en lograr más y más poder.
Los otros dos han terminado por destrozar intencionalmente, con sus decisiones, el sistema educativo nacional, al que han privado de recursos.
Quizá el Ponchis tenía opciones, pero cada vez menos. Y entiéndase que no lo justifico. Solamente señalo que ese adolescente no encontró un lugar en la escuela pública y por lo tanto no tuvo la cercanía necesaria hacia los valores que se supone deberían ser comunes a los mexicanos. Y es que la escuela pública, por falta de dinero, es cada vez menos una opción.
La privatización de la enseñanza ha sido con ese modo: las escuelas oficiales son cada vez más débiles y entonces los padres de familia hacen grandes esfuerzos para llevarlos a planteles privados, que por lo menos les garantizan hacer contactos para más adelante.
Por supuesto, los verdaderos padres de la criatura, los tres que menciono líneas arriba, hoy se hacen los desentendidos y miran para otro lado.
Pero ellos provocaron todo eso que hoy nos horroriza. Y nadie, absolutamente nadie, les pide cuentas.