La protesta de los profesores jubilados, que el SNTE ya abanderó como suya, cobró fuerza en la sede legislativa, a donde han ido a parar asuntos tan disímbolos como la inseguridad, los despidos en las alcaldías o el incremento al predial en Cuernavaca, por citar algunos ejemplos.
Sin embargo, la falta de una agenda común entre los priistas y la necesidad de protagonismo de los grupos minoritarios hace que sean estos los que le roben los reflectores al grupo supuestamente hegemónico.
Y como los del tricolor son los únicos con capacidad para llevar a cabo acciones concretas –todos los demás son comparsas, excepto cuando se requiere de mayoría calificada, o sea, veinte votos para aprobar algo- pues pocas cosas se pueden resolver desde el Poder Legislativo, excepto cuando media la presión mediática y todo mundo quiere lucir como héroe.
Pero fuera de eso, los legisladores mantienen su terca postura de pasar a la Historia (o la historierta) como ejemplos grandiosos de lo que significa ser un cero a la izquierda.