Los dueños de las casas que hoy existen donde antes eran campos de cultivo o zonas silvestres sufren sobre todo en época de lluvias, cuando los cauces naturales se llenan y arrasan con todos sus muebles.
La carcajada de los constructores de casas –que se ríen a costa nuestra, no de a gratis- es de la misma intensidad que la risa malvada del regidor de Convergencia en el cabildo de Cuautla, el ínclito Arturo Cruz Mendoza, quien como alcalde perredista dejó un tiradero que hoy pagan sus antes gobernados y se pagan con cheques de a millón de pesos, como cualquier puede comprobar.
Pero los constructores de casas que arrasaron con la vegetación de Morelos y en general con sus recursos naturales, y lo mismo el ex alcalde citado y muchos de los que han sido sus homólogos pueden ejercitar sin sobresaltos esa terapia de la risa que tanto les gusta porque no hay poder humano que les pida cuenta por sus actos depredadores.
Y como les he dicho una y otra y otra vez en este espacio, nadie tiene las ganas de hacer un cambio verdadero que arregle las cosas a favor de los buenos. Los malos, le pese a quien le pese, seguirán ganando.