Seguramente por la enorme dependencia que tienen del dinero ajeno, los que se dedican a la política requieren de mucho valor para realizar actos que los lleven a dejar de pensar en ellos mismos y a hacerlo a favor de los demás.
Sale más barato y para ellos vale la pena ser cobardes y caer en el amplio espectro que la tentación les ofrece. Desde ser omisos en el cumplimiento de sus funciones hasta meter la mano donde no deben.
Ojalá los términos se invirtieran y entre quienes ocupan los cargos públicos pudiéramos encontrar frecuentes actos de valentía y honradez y no como ahora.
Lo malo es que esa ausencia de valor (y de valores) contagia a los ciudadanos, que se quedan a la espera de ver qué pasa, para criticar a toro pasado a quienes los saquean y así hasta el infinito, hasta que las cosas no se puedan remediar.
Por otro lado, lo invito a promover una moción para que de los recursos públicos se le compre a Oscar Sergio una suscripción a los periódicos que se editan en Cuernavaca, a fin de evitarle la pena de decir tonterías, como eso de que había sido blanco el saldo del fin de semana.
Es más fácil que lea periódicos a que le pregunte a los deudos. Quizá lo defiendan al decir que sólo se refiere a cuestiones turísticas, pero de que no hay tanta blancura, pués no la hay.