Habría que ponernos a leer sobre el tema para tratar de comprender (y utilizar de forma positiva) la modificación en los rasgos del carácter de quienes ocupan cargos públicos en todos los niveles. Así también sería útil conocer sus pulsiones, las cosas que los mueven y hacia dónde.
Quizá lo último sea fácil de averiguar, pues en general es el dinero lo que mueve a nuestros políticos locales. No les importa nada más, lamentablemente.
Pero de todos modos, hace falta tener más elementos para conocerlos e interpretarlos.
Hoy esperamos lo peor de cada uno de ellos (y casi nunca nos equivocamos) pero creo que sería más adecuado conocer sus matices y sus formas simples de actuar. Claro, ya no nos dará tiempo con los que están, pero creo que más adelante podría ser una buena herramienta. Por lo menos no nos llevaríamos los sustos que hoy nos llevamos, cuando al final de cada trienio se hacen, por ejemplo, el balance de las deudas. O cuando modifican las leyes de ingresos y los diputados ciegamente las aprueban.