La naturaleza odia los espacios vac’os. Por eso, el inmenso hueco que dejaron quienes gobiernan ha sido llenado con creces por los delincuentes, que por supuesto no quieren perder lo que consideran ya muy suyo.
Y no s—lo son responsables, como dice Sicilia, quienes ejercen el control de las instituciones desde los Poderes Ejecutivos, sino los legisladores, los pol’ticos en general y todos aquellos que dicen vivir para buscar el beneficio de los ciudadanos pero s—lo han logrado su propio bienestar y el de los suyos.
La riqueza que hoy ostentan priistas, panistas y perredistas -que hace unos a–os no ten’an- no surgi— de la nada. Es el dinero que le quitaron a cada uno de nosotros.
Por eso no alcanza para pagar bien a los polic’as, que se dejan sobornar por quienes les completan la quincena. La pŽrdida de compromisos sociales luego de dŽcadas interminables de promover la individualidad por encima de lo colectivo nos ha hecho lo que somos. Y nos da miedo ver ese retrato, pero all’ estamos: seres d—ciles, siempre dispuestos a divertirnos pero lejos de cualquier compromiso, ignorantes, sin siquiera habilidad para leer y de esa forma tener acceso a otras opiniones que no sean los que llegan por televisi—n, irresponsables, derrochados, faltos de previsi—n y, sobre todo y dolorosamente, cobardes.
Ahora que la autoridad quieren justificar la muerte del hijo de Javier Sicilia con unos supuestos nexos con el crimen organizado (que deben probarse) quienes propagan la versi—n olvidan que en MŽxico no existe la pena de muerte en ninguna de sus formas y que por lo mismo matar alguien, quien sea, es un delito y no un pretexto para no investigar.
En fin, hay un antes y un despuŽs. O por lo menos debe haberlo. Lo mismo para quienes gobiernan que para quienes se supuestamente son gobernados.