Los ejemplos de que ese tipo de restricciones sirven sólo para dos cosas (por recato no citaré cuáles son) están a la vista y el más reciente fue Estados Unidos, donde con el pretexto de su lucha contra el terrorismo en realidad un plan para hacer negocios a lo grande con dinero público) el ex presidente George W. Bush conculcó muchos de los derechos de sus compatriotas.
Además, en aquel país fue posible revertir una parte del daño, lo que no está garantizado que ocurra en México una vez que pasen años de excesos y se den cuenta de que se equivocaron.
Como todo se negocia, la aprobación de tal medida seguramente ya se trató entre el gobierno y los que votan, los partidos, que a cambio de algunas ventajas específicas y muy personalizadas seguramente ya están listos para levantar la mano mientras a sus paisanos se los lleva la tristeza o algo más feo.
La situación es difícil y la citada propuesta debería haberse abordado ampliamente para llegar a un consenso social, pero obviamente me estoy equivocando de país. Aquí es México. Eso me temo.