Intrigado sobre el tipo de material que surtiría sus feroces críticas (casi siempre dirigidas a los políticos) me puse a indagar más y resulta que se había interesado en las palabras de Felipe Calderón, quien dijo que los tratos con la diabólica (palabras de Pingo, que también asumo) maestra Elba Esther Gordillo que le dio buenos cargos públicos a su gente habían sido hechos por Vicente Fox y no por él.
Al respecto, Pingo señaló que, aparte de inmorales, esos arreglos no tan en lo oscurito demuestran el grado de pasividad (el uso una palabra muy fea que también empieza con P, pero como esta es una columna que también leen los niños, no puede ser reproducida) al que hemos llegado los mexicanos, que permitimos que la riqueza pública se reparta en pocas manos y que ni siquiera el presidente actual sea capaz de deshacer esos compromisos que ni son legales ni mucho menos.
También dijo que su olfato le había enseñado el camino electoral que los panistas querían seguir de aquí al 2012: que como están seguros de que no ganarán las próximas elecciones ahora les ha dado por fomentar las candidaturas ciudadanas que en su momento, cuando tenían el poder suficiente, no fueron capaces de impulsar.
Pingo dijo que a nivel estatal y nacional los dirigentes blanquiazules se han manifestado a favor de que los ciudadanos puedan ser votados sin tener que tener atrás un partido político, porque de esa manera aspiran a quitarle votos a sus odiados rivales.
Señaló el declarante –El Pingo ¿quién más?- que él en su calidad de perro sabe que a veces es necesario pelear fuerte por un hueso, pero que se tiene que estar de plano muy hambreado para pelear de esa manera los huesos que se repartirán el 2012.
Lo que quizá Pingo no sabe es que esos huesos, sobre todo algunos muy especiales, están repletos de carne y ha sacado a quienes hoy los pelean con garras y colmillos, de la pobreza económica, aunque sigan en la pobreza moral.