Eso pasó sobre todo cuando escuchó a algunos de los vecinos que pasaban por la calle hablar emocionados de cómo Felipe Calderón “le había hablado a los gringos”, en referencia a lo que el presidente dijo por la tele sobre que los Estados Unidos debían asumir su responsabilidad en el asunto de la violencia den México.
Sin embargo, Pingo dice que no deja de sorprenderse por la forma en que la televisión ha modelado la mente de mis congéneres, al grado que se olvidan que Calderón es el presidente de México, la máxima autoridad y el que maneja los mayores recursos de este país, quien tiene el control de varias policías federales y del Ejército, quien puede proponer leyes que dejen a los delincuentes sin dinero y meter a la cárcel -con fundamentos y sin fundamentos, como ya se ha visto- a quien prácticamente él quiera, aunque ha gastado tanto poder en infiernitos y no en lo verdaderamente sustantivo.
Muy pero muy de malas, pingo señaló que lo que se necesita es una gran campaña de educación cívica que le enseñe a los mexicanos cuáles son las responsabilidades de los que gobierna y sus atribuciones, para que reaccionemos –dice- y no nos creamos lo primero que nos dicen, cunado debería ser que le exigiéramos a ese señor que en lugar de ponerse a “tuitear” o a salir en la tele mejor gobierne.
El Pingo dijo más cosas en su enojo, pero –raro en él- perdió la compostura y usó un lenguaje demasiado florido, que aquí no se puede reproducir porque esta es una columna muy decente, así es que se lo dejo a su imaginación.