Aunque es perro, Pingo fue a las mejores escuelas (aclaro que odia –ya se los había dicho- al señor ese que todos llaman “el encantador de perros”, porque él fue a colegios de otro tipo) y en alguna de ellas se le despertó –demasiado, diría yo- el ingenio.
Por eso sacó de su rincón un (¿aparato?) en el que había trabajado varios días, los mismos en que dejó de vagar y de frecuentar su segundo hogar, la calle.
No sé cómo funciona, ni me imagino, porque llego con él al cuarto para las doce, quiero decir, minutos antes de la hora de entrega de esta columna, por lo que lo puse a prueba pero no pude indagar más en su mecanismo.
El caso es que en la cajita en la que está el aparato hay dos orificios, uno en el que se prende una luz y otro hueco, como para asomarse.
De acuerdo a la forma en que funciona, cada vez que una imagen se pasa por el orificio principal, se hace una función como de exploración de lo que contiene (un “escaneo”) y si se detecta hipocresía, la luz se prende.
La prueba fue muy simple: Pingo sacó su álbum de políticos y comenzó a pasar las fotos por su aparato. Puso la de Felipe Calderón y se prendió. Lo mismo pasó con Peña Nieto y con Santiago Creel, Moreira, Beatriz Paredes y en general todos los que conforman la fauna política de presencia nacional.
Luego, sacó del álbum la sección local y creo que hasta el aparato se calentó cuando recibió la imagen de Graco Ramírez. La lucecita no dejaba de brillar, aunque en honor a la verdad lo mismo hizo cuando pasó la foto del alcalde de mi pueblo, de la sufrida Jojutla, Enrique Retiguín Morales. El Pingo se centró mucho entonces en la región sur poniente de Morelos. Amado Orihuela no paso la prueba, ni ninguno de los alcaldes de la zona.
Luego puso las fotos de los diputados locales y ya la lucecita estaba que echaba humo.
Por eso pienso que más que detectar la hipocresía donde la hay, lo que detecta esa máquina (que seguramente los políticos ya la tachan de infernal) es a los hipócritas.
Lo malo es que no hubo tiempo para descubrir cómo lo hace. Quizá mañana descubra el secreto.