Sin embargo, ayer estaba peor, más inquieto, por todo lo que vio en torno a la elección en Michoacán, donde se renovaron la gubernatura, el Congreso local y las alcaldías.
El astuto animal –ocupante forzoso de esta columna- dice que los políticos michoacanos hicieron gala del desprecio que sienten por los ciudadanos, por nosotros los humanos, que dejamos que nos pisoteen.
El perro con aspiraciones de politólogos vio un poco la televisión –apenas unos minutos por la mañana- pero con eso captó la enorme grieta, un precipicio, que separa a los ciudadanos de quienes viven del dinero ajeno, y a los que no les daba miedo incendiar la pradera con tal de salirse con la suya.
Pingo dice que en Morelos, en vísperas de una elección general, deberíamos hacer lo posible por ponerles un freno a los políticos, para evitar que sus excesos terminemos por pagarlos muy caros, como ha ocurrido hace dos años, y hace cinco y hace ocho….
Harto de que los ciudadanos seamos indiferentes a las tropelías, el astuto can dice que hay que hacerles marcaje personal a todos aquellos que aspiran aun cargo público, para evitar que usen dinero público para sus proyectos.
Por ser astuto no quiere decir que no sea ingenuo. Pero de eso hablaré mañana.