Los tiempos de cambio que vive su partido han hecho que hoy pululen los aspirantes a gobernador hasta por debajo de las piedras, lo mismo que le pasó al PRI, aunque allá las circunstancias sean otras.
En el PRD, partido que todas las encuestas le atribuyen menos del 20 por ciento de los votos en el primer domingo de julio, será por encuesta como se determine al candidato, un método que podrías llamar ridículo por su falta absoluta de certeza, ya que los resultados obtenidos por ese mecanismo se pueden reinterpretar de mil formas.
Aunque se usó eso para determinar que López Obrador será el candidato presidencial, lo cierto es que más que las encuestas en ese caso lo que hubo fue un acuerdo político con Marcelo Ebrard.
De todos modos al final ganarán las candidaturas en los partidos mencionados aquellos que logren el apoyo del grupo hegemónico de cada organización. Ni los militantes (menos los ciudadanos) podrán influir en los resultados. Si se descuidan, ni siquiera en los comicios de julio.
Pingo -el perro que en la casa de ustedes se siente el amo y cuya afición principal es estudiar a los políticos y las secuelas que producen- afirma que la ingenuidad de nosotros los humanos parece no tener fin. Y que tenemos lo que merecemos.
Como pueden ver, ese animal, cuando se lo propone puede ser muy cruel. Quizá, ni tan animal.