Aunque Pingo es muy listo, en la misma proporción es ingenuo y por eso es que suplan fracasó, ya que –como les platiqué- decidió ponerse una almohada en el lomo para tratar de pasar como camello de rey mago, pero no fue más que un perro con almohada y por lo mismo, no logró pasar desapercibido.
Para esto, tiene otro inconveniente: ya es demasiado conocido y por lo mismo los políticos se cuidan de él y de sus recetas extremas para combatir la corrupción, sobre todo desde que ha insistido en castrar a los corruptos.
Así es que una vez más Pingo se quedó con las ganas de saber que se regalan los políticos, porque es evidente que los reyes magos nada les traen. Así como se portan.
Algunos se dieron grandes regalos, como una “estela de luz” de más de mil millones de pesos, el más costoso monumento a la corrupción inaugurado en este país para preservar la memoria de estas fechas.
Pero de todo lo demás no trasciende mucha información, de allí la necesidad del casi siempre astuto perro por indagar más en la vida de esos seres a los que considera no humanos y capaces de los peores excesos (lo que los hechos confirman todos los días) y para lo cual busca una vacuna que salve a la humanidad.
En fin, ni modo. Ya será para otra ocasión.