Empeñarse en esconder incidentes que pueden resultar molestos es una tarea inútil, e incluso mala, pues al tratar de esconde se puede lograr el resultado contrario y tener una gran audiencia para aquello que no se quería mostrar.
Los intentos por minimizar el alcance del “debate” de hoy se enmarcan en ese contexto, pues por mucho que no tenga auditorio ese acto que se quiere democrático, lo cierto es que hoy los receptores de programas de radio o televisión ya no tienen que estar pegados al aparato respectivo, sino que pueden ver lo que les interesa en cualquier momento con sólo buscar en Internet.
Y muchas veces la audiencia cibernética sobrepasa a los que escuchan los medios tradicionales.
Y a la palabra debate le puse comillas porque el formato está lejos de propiciar un debate. Será más bien un diálogo de sordos en el que Graco atacará a Amado, Adrián atacará a Amado, Julio Yáñez atacará a Amado, a Graco y a Adrián y hablará del transporte gratuito y Amado se quejará, con toda razón, de que lo atacan.
Pero fuera de eso quedará poco espacio para transmitir ideas, si es que existen.
De todos modos es un ejercicio con orígenes democráticos y como tal debería ser un deber cívico verlo o al menos escucharlo.
Ojalá usted piense así y de esa forma no le platiquen, sino que le conste totalmente.
1 comentario
Hey
En el debate el impostor de Graco se exhibió más como un… Compartelo!