Por eso el impacto de las redes sociales en el proceso interno no es el suficiente para incidir en la parte de las campañas en la que estamos inmersos.
No sé si a la hora de votar sí influyan. Eso lo podremos analizar quizá a partir del 2 de julio, pero ahora no.
Es cierto que hay un sector de la sociedad morelense que vive pegado a Facebook y a Twiter (o cómo se escriba) empezando por mis colegas de los medios de comunicación, pero basta con hacer la cuenta de la gente que tiene acceso a computadora, a conexión a Internet o a un teléfono celular con conexión a la red. Son cada vez más, pero aún no representan un gran número, por lo menos en la manifestación de jóvenes morelenses contra Peña Nieto su presencia fue simbólica.
Son aguerridos los que participaron, pero no son tantos como deberían o como quisieran.
¿Será por eso que Internet seguirá siendo caro?