Lo que el hace no es el signo que acompaña la acción de protestar o jurar un cargo, sino que es el saludo fascista.
Ignoro todo sobre ese señor, excepto lo que ha salido en los periódicos sobre su ejercicio profesional, pero me preocupa pensar que no soy víctima de una ilusión óptica.
Por otro lado, posterior a ese instante –del puño cerrado, que no es poca cosa- el señor se muestra alegre y recibe las primeras felicitaciones.
Así como están las cosas por acá (con una montaña de asuntos pendientes de resolver y la violencia que no se detiene), quienes se le acercan sólo pueden felicitarlo por haberse sacado el tigre de la rifa.
A menos que se congratulen –al igual que él- que en pocas semanas podrá jubilarse con salario de Procurador, lo que en sentido estricto sería una burla –otra más- para los morelenses.
Por supuesto, habrá que darle el beneficio de la duda y apelar a su profesionalismo, pero lamentaría mucho escribir más adelante “se los dije”.