Por la religión hubo en México en el siglo XX una guerra terrible, con decenas de miles de muertos, que dejó una gran enseñanza que quedó plasmada en la Constitución, hasta que Salinas de Gortari prefirió cumplir sus inconfesables deudas y decidió cambiarla.
Los políticos consideran a las religiones poderes fácticos, o sea, de hecho, aunque no lo sean de Derecho. Y las tratan así.
Sin embargo, esos cultos religiones emanan por lo general de la misma fuente, la Biblia, donde dice su principal protagonista reiteradamente se deslinda de las cosas terrenales y centra todo en la espiritualidad.
“Mi reino no es de éste mundo”, o “dar a Dios lo que es de Dios y a César lo que es del César” son frases simples, directas y nada complicadas.
Sin embargo, parecen difíciles de entender.
Y Justo ahora que nuestra sociedad vive momentos complicados es más necesario que nunca entenderlas y –mucho mejor- aplicarlas.