Era seguir hacer buen dinero en cualquiera de esos giros, principalmente porque no había mucha competencia.
Actualmente cualquier negocio que “pega” de inmediato ve como le sirven competidores por todos lados. NI de taxista ni de rutero se vive bien, según dicen los propios ruteros y taxistas, mejor dicho, los dueños de las placas (aunque nadie les cree) y así podemos hablar de tantas actividades que algún día fueron exitosas y que hoy no dan más que para lo indispensable.
Pero quizá si usted usa su creatividad aún hay esperanzas.
Pro ejemplo, puede poner un negocio de venta de asfalto para tapar baches. Eso sí que debe ser un negocio redondo y no dudaría que algún político ya explote la idea, porque hasta parece intencional el deterioro de calles y carreteras a lo largo y ancho del estado.
Otro negocio en auge es la renta de progenitoras. Y conforme se acerque la renovación de las estructuras de poder habrá más requerimientos de ellas.
¿O acaso creen ustedes de que –por ejemplo- las pobres madres de los diputados locales saliente soportaron la andanada de recordatorios que se llevarían por cortesía de sus ingratos hijos?
Por lo menos, los políticos que necesitarán una mamá prestada (algunos hasta dos y tres) contribuirán a combatir el desempleo entre las mujeres de la tercera edad, pues serán viejecitas sin oficio las que podrán alquilarse para recibir las mentadas.
Si usted piensa entrar en el negocio, no olvide que antes debe dar capacitación y una gruesa coraza a las aspirantes al cargo. Imagínese la que tendrá que trabajar para, digamos, Rufo Villegas Higareda. Necesita mucho aguante. Claro, pero por eso podrá cobrar –seguramente- muy caro.