Esa actitud es la que más ha empobrecido a la economía local, pues ha hecho quebrar a cientos, quizá miles de pequeños negocios de todo tipo que poco han podido hacer ante la llegada masiva de cadenas nacionales e internacionales de todo tipo.
Claro, esos empresarios no han tenido la visión, el capital -o ambas cosas- para hacer frente a la competencia, aunque lo cierto es que la tendencia a comprar todo lo que parezca novedoso puede más que la adopción de una actitud práctica y con visión de futuro.
Hoy hay ciertos esfuerzos –microscópicos- para meter a uno que otro microempresario en las grandes cadenas, pero para la mayoría de pequeños negocios la realidad es terrible.
Por supuesto, ni el secretario de Desarrollo Económico ni nadie ha metido las manos por ellos, a pesar de que en conjunto crean una gran cantidad de empleos que a cuentagotas e incluso a chorros se pierden cada día.
Y no proclamo la autarquía, ni ningún falso “regionalismo”, sino simplemente actuar con la cabeza.