Pero no he tenido la oportunidad de preguntarle a Felipe Calderón donde queda semejante lugar que tanto promociona. Estoy seguro que en algún lugar debe existir, pero no me imagino cuales son las coordenadas.
Hasta llegué a pensar que Jojutla había crecido en territorio y llegaba a dos millones de kilómetros cuadrados. Pero no, no hay ningún país llamado Jojutla. Así es que debo seguir la búsqueda.
Mientras, le hablaré de que en Monterrey el narco ha tomado un nuevo impulso y alcanzado otro nivel de operatividad, como lo demuestra el cierre de arterias por dos días seguidos, una demostración de fuerza impensable en un país que funcione como se debe.
Una guerra no se puede empezar si se carece de la certeza de ganarla. Pero ya ahora ya no hay forma de echarse para atrás.
Eso en lo que se refiere al país real.
El otro, del que hablan maravillas, no debe ser real. Por eso, voy a pedir que me receten esa pastillita que se tomaba Vicente Fox para superar la depresión, la misma que le hacía ver el mundo color de rosa.
Probablemente así dejaré de buscar.