El único detalle es que será con dinero mexicano, un dinero que no se invierte aquí, por supuesto.
Toda proporción guardada, ese tipo de incongruencias son las que deberá evitar el nuevo gobierno morelense si quiere trascender mas allá del tópico de que será el primer gobierno perredista de la historia.
Varios e importantes sectores de la sociedad local han puesto su atención y más que su esperanza en lo que viene, seguros de que habrá un cambio drástico respecto a lo que teníamos hasta ayer.
Pero otros grupos, los que saben presionar y mover el aparato gubernamental, se han apuntado a volver a subirse al tren, con chantajes o barberías.
Y si se suben, seguiremos en las mismas.
Los aduladores profesionales -esos hombres y mujeres que son expertos en el arte de vivir bien sin trabajar- son el principal riesgo para el nuevo gobierno.
Con el pretexto de que ellos sí saben hacer las cosas tratarán de seguir en el esquema de gobierno y, si lo logran, reactivarán su red de complicidades y entonces las cosas cambiarán para no cambiar.
De allí a que surjan los actos incongruentes e insultantes como los que relaté al principio hay un sólo paso.