Por supuesto que en la política morelense no es la única persona que lo hace. Ejemplos sobran, pero ella lo hace incluso con fechas a las que les debería tener más respeto, como el día internacional de la mujer, un buen pretexto -a sus ojos- para volver a figurar aunque a cambio no haya entregado nada al género del que forma parte y que a veces dice defender.
Apenas un puñado de mujeres recibieron algún tipo de beneficio, pero fuera de eso, la ocasión sólo sirvió para hacer brillar (es un sarcasmo) su imagen, que en dosis constantes reparte a sus potenciales electores.
Culminado ya el ocho de marzo, a las mujeres, que les vaya bien, pues deberán pasar once meses para que las vuelvan a tomar en cuenta y las inviten a hablar en el Congreso. Ante el mismo auditorio indiferente de la semana anterior.
La llegada de los tiempos electorales son tiempos de alegría para quienes se dedican a la política, pero para los ciudadanos, son sólo tiempos revueltos. Nada más. Y por causas como las hoy señaladas.