Hoy, pese a la crisis en aquellos rumbos, México está muy atrás en muchos conceptos en los que antes fue líder.
De hecho, hoy los españoles controlan una parte importante de la economía de México, pués son son los principales productores de electricidad en México, gracias a los favores del panismo. Y con la ayuda de Carlos Salinas dominan el sector bancario "mexicano" y una parte de la telefonía y otros sectores que antes estaban en manos nacionales.
Todo deriva de la labor de Suárez, que sacó a ese país de la oscuridad de la dictadura de Francisco Franco y lo puso en la senda democrática, mientras que nosotros, con una seudo democracia que nos había dado ciertos avances, nos quedamos estancados gracias a los caprichos de los que gobiernan sin ningún freno y a su total arbitrio, que les permite lo mismo desaparecer cientos de miles de millones de pesos del dinero de petróleo que iniciar una guerra que dejó más de sesenta mil muertos o desaparecer -vía regalo a los extranjeros- todas las riquezas del subsuelo patrio.
Consolidar una democracia impediría todos esos abusos, peor no lo hemos podido hacer. El IFE, el órgano garante de las elecciones, fue en los últimos procesos un instrumento gubernamental.
Los mexicanos ni cuenta nos dimos, porque estamos ocupados en el disfrute de tantos partidos de futbol y en programas de telerrealidad.
Adolfo Suárez, apartado de la vida pública por el sistema que creó, hizo todos sus radicales cambios en un periodo muy corto, menos de tres años. Quizá ese fue su secreto. Mientras, aquí tardamos años para que se aprueben leyes insignificantes. Y toda la vida para que lleguen las modificaciones que acaben con los excesos de quienes a través de la partidocracia se han quedado con todo el pastel.