Esa forma nada encubierta de hacer publicidad le funcionó una sola vez, cuando logró una diputación a través del PVEM. Y nada más.
Es más que obvio, excepto para las autoridades del ramo, que esa es una publicidad electoral pobremente encubierta. Para nadie es casual que sólo aparezca en vísperas de elecciones.
Pero no tiene nada de extraordinario porque todos los que quieren vivir de la política -de la que se vive bien - consideran a los electores seres poco inteligentes y que sólo deben ser tomados en cuenta cada tres años.
Una vez que ha pasado el día de la elección, los electores vuelven a ser un estorbo.
Pero antes de eso somos un tesoro en potencia, pero un tesoro con poco cerebro, según piensan quienes nos utilizan.
Y hay dos formas de hacer uso de nuestro voto: el llamado voto cautivo, generado a través de los programas sociales como la cruzada contra el hambre, que decide cada tres años quién gana. Y el voto nonato de los que se abstienen. Gracias a los segundos los primeros sirven de algo.
Los cambios legales que ya están en vigor dejarán sin castigo actitudes aún más descaradas que las promociones "encubiertas". La única manera de marcar la diferencia o de decirle a los políticos que sí existimos es dar señales de vida y acudir masivamente a las urnas. Pero estoy seguro de que inventarán algo para bloquearnos esa posibilidad.