La senadora priista por Morelos Lizbeth Hernández Licona votó seguramente a favor, porque su papel es obedecer ciegamente el mandato de sus amos.
Seguramente Maricela Velázquez Sánchez votará a favor cuando llegue su turno en la cámara de diputados federal.
Esas reformas han sido la entrega de la nación a los llamados poderes fácticos, a los verdaderos dueños de México, que hasta antes de estos días se escondían y disimulaban pero ahora no tienen necesidad de hacerlo porque las leyes los protegen.
Y los protegen no sólo de la delincuencia, sino hasta de nosotros, los ciudadanos malpensados, ahora que las comunicaciones por internet serán vigiladas por el gobierno federal, que tendrá poder para cerrar aquello que ponga en peligro "la paz pública", lo que en español significa que todo aquello que cuestione a las corruptas, tramposas y desnacionalizadas autoridades estará en riesgo de cierre.
Decirle a Fidel, a Rabindranath y a tantos traidores más cosas como "la porra te saluda" o cosas de ese tipo no sirve de nada (claro, si se lo quiere decir, adelante, no soy quien para obstaculizar) pero el detalle es que no sirve absolutamente de nada, ni como desahogo, por todo el mal que nos han hecho.
La cosa está en cobrárselos por la vía electoral, no sólo a ellos sino a los amigos que colocarán en muchas candidaturas aprovechando que el primero es dueño de la mitad del PRD.
Ellos no sólo se representan a sí mismos, sino a una larga e insaciable red de intereses. Por supuesto, no son los únicos malos de la historia. Desafortunadamente, esos abundan.
El Poder y La Gloria
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Traición
En el debate de las leyes de telecomunicaciones no me sorprende que Fidel Demédicis haya votado a favor, como lo hizo en la reforma que le regala el petróleo a los extranjeros. Y Rabindranath Salazar Solorio se abstuvo, lo que significa que le dio vergüenza votar a favor, pero no tuvo el valor de votar en contra, lo que para el caso es lo mismo.
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