Los jefes de los policías detenidos tienen tanta responsabilidad como sus subordinados, pues nadie usa un arma de fuego con tanta libertad si no se sabe protegido por alguien con autoridad.
Eso quiere decir que al alcalde de Iguala también le toca.
Que queden impunes los que dieron la orden sería un mal precedente. Lo más probable es que sólo los policías detenidos resulten enjuiciados, pero a uno que otro jefe de seguro los corren.
Morelos ha vivido momentos así, no con ese número de víctimas pero a lo largo de los últimos lustros ha habido personas asesinadas por los cuerpos policiacos por motivos políticos. Y no es justo que regresemos a la mismo.
Aunque dicen que no fue la causa, lo cierto es que la muerte de un hombre que fue detenido y golpeado en las instalaciones policiacas de Axochiapan fue el detonador de la revuelta que dejó sin oficinas al alcalde. Y hasta sin su dulcería.
Lo que ocurrió en Iguala es condenable. No tiene nombre. Pero también es ejemplo de lo que no se debe hacer nunca bajo la protección de las armas que están para defender a la población.
Ojalá que en la entidad quienes tienen bajo su control a las fuerzas policiacas de todo tipo tomen debida nota, tanto de lo ocurrido en Guerrero como en Axochiapan.
Son lecciones caras que no deben despediciarse.
El Poder y La Gloria
Lectura 1 - 2 minutos
Duras lecciones
La violencia política en México ha crecido exponencialmente en los últimos días, a pesar de que no debería ni existir. Lo que ocurrió en Iguala la noche del viernes no tiene nombre. Policías que disparan contra ciudadanos es un exceso que debe frenarse.
Inicia sesión y comenta