En la casa de ustedes -donde cree mandar el Pingo y se asolea la iguana verde- vive también el Canito, un perro salchicha que desde que perdió la vista -por problemas genéticos- ha sido calificado como apto para trabajar de supervisor de transportes (para perseguir taxis piratas) o quizá de árbitro de futbol, sobre todo porque ya tiene el traje negro de los llamados "nazarenos".
Aunque no tiene silbato, sino una potente voz que aterroriza a medio vecindario.
A pesar de su escasa altura, su ladrido tiene un tono que parece combinación de Gran Danés con rottweiler. Causa espanto.
Y para colmo, su principal diversión en la vida es precisamente ladrar, y el malvado lo hace muy bien.
Tanto, que varios vecinos han decidido, con esta ola de calor, ponerse bajo su manto protector y abrir su casa en exceso para tratar de escapar de los sofocos del calor.
Dicen que si alguien tuviera malas intenciones se llevará un buen susto. Claro, siempre y cuando no vean la clase de perro que en realidad es el multicitado Canito.
Como ven, en materia de seguridad la forma es fondo (con una disculpa a Don Jesús Reyes Heroles, por el plagio).