El exceso de amnesia que padecemos los mexicanos nos afecta, pero ojalá que no lo suficiente para mantener fresco que él debe ser liberado, porque el derecho a la vida y a la libertad -al menos en teoría- son fundamentales dentro de la sociedad mexicana.
Y lo mismo se aplica para el resto de quienes están en su misma condición -la autoridad debe actuar para que aparezcan- aunque carezcan del linaje que da hacer negocios jugosos desde el gobierno y bajo el amparo del poder.
Los ciudadanos mexicanos de mi generación y de las que me precedieron fuimos educados en la obediencia excesiva a la autoridad. Las más recientes, casi en la anarquía y en el desconocimiento del pasado común como sociedad.
La falta de una democracia plena en este país impidió construir una generación educada en el ejercicio pleno de sus derechos, en el respeto a las instituciones y en la participación solidaria.
Cuando exaltamos a figuras que son lo contrario de lo que dicen ser, retrocedemos en esa aspiración a lograr la igualdad y el desarrollo.
Por eso escribo lo que escribo