El problema es que una parte de los que se han creído el cuento tienen la mala costumbre de manejar cuando están alcoholizados, y eso ha salido muy caro para la sociedad mexicana.
Precisamente diciembre es el peor mes: tomar bebidas embriagantes y conducir un vehículo se traducirá en demasiadas muertes.
Por supuesto, excepto los expertos en salud que advierten una y otra vez de los riesgos, nadie hace nada efectivo por poner frenos. Los empresarios del ramo incluso se indignan con medidas como el alcoholímetro, y han hecho suficiente presión como para frenarlo, a pesar de que no castiga a los que toman alcohol, sino a los que manejan alcoholizados, lo que nunca será lo mismo.
Los ayuntamientos dejan que las expendios de alcohol se multipliquen para poner esa mercancía al alcance de cualquiera, a cualquier hora y en cualquier lugar.
Y todavía desde Televisa y otras instancias igualmente corruptoras piden la solidaridad de los consumidores para sus iniciativas benéficas que en realidad son proyectos para que esas empresas paguen menos impuestos, con el dinero de los incautos, por supuesto.
Por eso, como he dicho desde hace ya varias semanas, es horas de dejar de ser consumidor y televidente y convertirse en ciudadanos, una categoría de seres humanos que no sólo viven el presente,, sino que son capaces de construir un futuro.
El Poder y La Gloria
Lectura 1 - 2 minutos
Un futuro
Una de las grandes cosas que nos impusieron a los mexicanos vía la televisión comercial -además de la indiferencia a la política, y el mal gusto- fue la compra desmedida de alcohol.
Televisa les hizo creer a todos que era correcto, ético, sano y adecuado consumir grandes cantidades de alcohol cada vez que hay algo que festejar, ya sea un triunfo o una derrota.
Inicia sesión y comenta