La lentitud de la cuestionada obra permitió hacer evidente la imposibilidad de cerrarla al tráfico.
Así como esa hay otras propuestas carentes de bases sólidas que sólo afectan en lugar de ayudar.
El ejemplo que menciono está a la vista de todos pero a lo largo y ancho de la entidad abundan esos casos donde el pavimento de las calles se abre sin ninguna contemplación para hacer obras que muchas veces no tienen sentido o no son tan benéficas como otro tipo de acciones, quizá más pequeñas, que sin embargo pueden ser memorables para los ciudadanos.
Ojalá que quienes aspiran a gobernar descubran el poder que les puede dar una acción tan sencilla como hablar con la gente.
Basta con eso para tener una visión y un pensamiento distinto al típico funcionario que desde el escritorio decide lo que considera es lo mejor para el gobernado.
Pero el gobernado no es un número, un ente abstracto, ni mucho menos una credencial de elector.
Los ciudadanos acostumbramos a nuestros políticos a ignorarnos. Pero ya han sido demasiados años de esa situación.
Espero que uno que otro de mis paisanos tenga la suficiente iniciativa para levantar la mano y la voz y decir que allí está, listo para que lo consulten y lo tomen en cuenta.