Hoy, esos mismos hipócritas piden al gobierno federal cancelar el incremento del tres por ciento a los combustibles que se piensa aplicar a partir del jueves primero de enero.
Por supuesto, confío, como el resto de los ciudadanos, en que el presidente de la república tenga un gesto de compasión hacia sus gobernados y escuche la petición, sobre todo porque ese incremento no tiene justificación, pues la gasolina en el extranjero (concretamente en Estados Unidos, desde donde se importa) es mucho más barata que en México y nadie subsidia ese consumo, sino que sólo es con fines recaudatorios, a pesar de las estúpidas explicaciones del director general del Banco de México, que dice que los incrementos no afectan la inflación, excepto si son al salario mínimo.
Pero regreso a los panistas: ¿Por qué ahora que se viene un proceso electoral sí defienden "al pueblo" mientras en los años anteriores lo mataban con su sangrienta guerra contra el narco, que aún no termina?
Estoy seguro que nadie que milite en ese partido habrá de responder. Primero porque ésta columna tiene poquísimos (y apreciados) lectores y en segundo lugar porque se las caería la mercadotecnia electoral si hablan sobre el tema.
Los dos años del actual gobierno dan material suficiente para juzgarlo, pero sobran datos del comportamiento de los que gobernaban antes de ellos, y no son nada halagadores.
En México, las elecciones no son el mecanismo por el cual se renueva el poder, sino el sistema que utilizan los dueños del país para repartir migajas a sus empleados de más confianza, que tienen la misión de cuidar sus intereses.
Por eso, para cumplir con el encargo no importa asumir las postura más disparatadas ni exhibir hipocresía a chorros.
Hoy hablo concretamente de un partido, pero podría usted colocar el nombre de cualquier organización.
Por eso se le pusieron buenos y resistentes candados a las candidaturas ciudadanas, porque quieren dar un resquicio en el que nadie quepa.
Así como están las cosas, con el reparto de televisiones y otra cosas al sector de la población que se requiere para ganar una elección, los ciudadanos corremos el riesgo de volver a quedar excluidos (por enésima vez) de la decisión de las urnas.
Ya sabemos el mecanismo: aglomeración en las casillas desde los primeros minutos de la jornada, largas colas que desalientan al ciudadano común y que serán provocadas por el acarreo de "militantes", difusión poco antes de los comicios de rumores de todo tipo que desanimen al elector, y un largo etcétera.
Ojalá que para ustedes no lo sea. Entre más votantes acudan, más difícil es para los tramposos hacer su trabajo.
Y si las urnas hablan con una claridad que hasta ahora no han tenido, les apuesto que ayudará a los partidos políticos a curarse de las amnesias que hoy los llevan a defender a quienes por años tanto perjudicaron.
El Poder y La Gloria
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Exclusión
Los panistas pusieron de moda los aumentos mensuales a la gasolina con el pretexto de cubrir un falso subsidio de la autoridad a los combustibles. Fueron ellos los que en doce años no construyeron ni una refinería, porque tenían como negocio sacar buenas comisiones al comprar las gasolinas en el extranjero.
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