Una vez efectuado ese ejercicio democrático, obtuve respuestas (airadas) de Pingo como esa de que no es posible que se trate de poco serias sus intervenciones s poco serio es dejar e un país completo en manos del futbol. Eso si es poco serio, dijo el indignado Pingo.
La iguana verde, por su parte, dijo que las iguanas no le hace mal a nadie. Al contrario, cuando faltan en el ecosistema los humanos perdemos, porque se rompe a cadena alimenticia.
En cambio dijo que hay personajes que sí deberían ser erradicados de la escena pública y a continuación exhibió una larga lista de políticos depredadores. Al ver los nombres incluidos, no pude menos que pensar que la iguana (también indignada) tenía razón. Además -dijo en coincidencia con Pingo- que hay actitudes de menos seriedad emanadas de quienes deberían dar ejemplo y no lo hacen.
Pingo es un idealista que sueña con un mundo mejor, sobre todo desde que es padre de más de tres. La iguana es más pragmática y sólo quiere ver el mundo lleno de flores. Sobre todo de esas que le despiertan el apetito.
Como ven, son seres inofensivos, que hacen menos daño que los políticos -de esos sí hay que cuidarse- y por pura cordura creo que seguirán ocupando su espacio aquí.
Todo eso lo digo sabiendo que nadie hace caso, porque todos están ocupados con el futbol. Quizá borrachos por el triunfo de México, Quizá borrachos por la derrota de México. Quizá borrachos por el empate de México.