No sé para qué disciplina física se prepara, pero ya habla de competir en campeonatos mundiales, quizá de ladridos, búsqueda de objetos con el puro olfato y mover más veces la cola. No lo sé.
Pero el caso es que se prepara intensamente, porque dice que se ve en la necesidad urgente de ganar una medalla de oro o una copa mundial de algo.
Al principio no entendí su obsesión, sobre todo en su caso, que se considera un politólogo renombrado y no un as de los deportes.
Pero luego vi que este perro tonto no es.
Resulta que quiere ser campeón mundial de algo para tener la oportunidad de poder hablar con el presidente de su país, que sólo habla con quienes ganan medallas o competencias internacionales, pero nunca con los ciudadanos comunes y corrientes.
Como tiene cosas importantes qué decir sobre el rumbo de esta nación, dice que no le queda otra cosa, que si bien hay otros caminos para llegar a Los Pinos, son más dolorosos, como eso de que se le muera un hijo en un incendio producto de la irresponsabilidad. Dice que mejor prefiere tener a sus hijitos completos (recuerde que apenas fue papá) y por eso buscará un campeonato de lo que sea.
Qué perro tan listo. Por lo menos no deja de tener razón.