Nombramientos, asignación del presupuesto, cambios interesados a la ley, beneficios evidentes para poderosos sectores sociales en detrimento del resto de la población y -sobre todo- la búsqueda del poder por el poder.
Como lo he dicho una y otra vez aquí, las ideologías pasaron a segundo término, al igual que los principios y las lealtades.
Los ciudadanos queremos que tal cosa cambiara y se abriera el sistema electoral a una verdadera competencia y no al oligopolio que ahora existe.
La gente con una preparación académica sólida pero sin preparación partidista quisiera poder competir por cargos públicos relevante que hoy se entregan a dedo a los favoritos.
Pero eso no lo saben los partidos porque no quieren escuchar, no quieren ver, no quieren darse cuenta de que el desastre lo causan ellos.
Y eso que apenas queda margen de maniobra.
Como ven, amanecí de malas.