El resto de la población vemos como nos llenan calles y todo espacio disponible de los rostros de los pobres héroes de la patria pero nadie le explica a las nuevas generaciones qué hizo exactamente cada uno de ellos.
Al contrario, han tratado de aprovechar el momento para embellecer a los malos y ensuciar a los buenos, entendidos unos y otros como aquellos que comulgaban o no con las ideas de quienes ahora gobiernan.
Entristece saber que lo que pudo haber sido un hondo motivo de reflexión ha sido sólo un pretexto para enriquecer más a quienes administran el dinero público, que no tienen llenadero.
Pero eso será motivo de esta columna la próxima semana, porque ésta ya se acabó.
Ojalá disfruten de su descanso.